lunes, 9 de abril de 2012

Oaxaca se recupera


Durante la Semana Mayor que está por concluir, para los oaxaqueños resultó sumamente satisfactorio el observar nuestras calles repletas de turistas, ya que ello implica una derrama económica que ante las circunstancias actuales, resultaba algo urgente para los empresarios y los trabajadores que en los últimos años habían padecido de una grave crisis financiera. No es que con la actual afluencia turística se hayan recuperado de las pérdidas anteriores, no; lo que si nos queda claro es que con un poco de disposición, Oaxaca puede recuperar el lugar preferencial que lo ubicó como uno de los destinos turísticos por excelencia y con ello mejorar su economía.
Claro que falta mucho por hacer todavía, tanto por las autoridades, como por los empresarios, así como por los líderes sociales quienes debemos entender que un estado en paz y en progreso nos conviene a todos. Debemos comprometernos a brindar lo mejor que en nuestra actividad nos corresponda. A la autoridad brindando la seguridad y las facilidades para que quienes nos visitan se lleven un grato recuerdo de la ciudad y del estado. Los empresarios proporcionando un servicio de calidad y precios justos. Los líderes sociales liberando los espacios públicos que nos pertenecen a todos y comprendiendo que el turista quiere transitar y disfrutar a plenitud de nuestras calles. Si bien es cierto que por años se desalentó la generación de empleos y con ello se propició el crecimiento del comercio ambulante, también lo es que la ciudadanía prefiere ver nuestras calles y el Zócalo tal y como lo hemos visto estos últimos días, libre de bloqueos y de vendedores ambulantes.
Afortunadamente tenemos una autoridad municipal y estatal que aprenden de lo que se hace bien, pero también de lo que se hace mal; pero lo sobresaliente es que existe la voluntad para ir corrigiendo y hacer mejor las cosas. Si bien es cierto que hubo molestia por parte de la ciudadanía porque los ambulantes se trasladaron al Parque Juárez, también hay que reconocer la disposición gubernamental para generar políticas públicas que reincorporen a esos vendedores a actividades productivas reguladas y lícitas. Lo deseable es que en lo inmediato esos grupos de presión que se escudan detrás de la necesidad de los vendedores, no tengan argumentos para amagar o chantajear no al gobierno, sino a los oaxaqueños que al igual que ellos sabemos que los espacios públicos son eso precisamente: públicos; razón por la que nos pertenecen a todos y no sólo a unos cuantos. En la medida de que Oaxaca se recupere se generarán nuevas fuentes de empleo, de ahí que sea necesario el entender que una cosa lleva a la otra y no al revés. De ahí quienes insistan en detener y criticar todo lo que signifique un avance, ya que en sus cálculos políticos todo lo que sea reconocido al actual gobierno, electoralmente les perjudica. Citaré un ejemplo.
Al inicio de la semana bajo el argumento de contar con la protección de la Sección XXII del Sindicato de Maestros, diversos vendedores ambulantes se instalaron en el Zócalo. De inmediato una campaña para preguntar y señalar que dónde estaba la autoridad que permitía tal situación, no se hizo esperar. Cuando la autoridad ejerció su facultad de resguardar el espacio público, esas mismas voces ahora salieron a decir que se tenía un gobierno autoritario y represor, que no permitía a esos desesperados vendedores ambulantes generar un poco de ingresos en esta temporada que es cuando logran “recuperarse”. La autoridad municipal privilegiando en todo momento el diálogo optó por permitir el traslado de estos vendedores al Llano, pues enseguida esas mismas voces pusieron el grito en el cielo, qué como era posible que eso se hubiera hecho, que se afectaba a los deportistas que diariamente hacen sus ejercicios en dicho parque (lo que es cierto). Y como el Zócalo lucía limpio y seguro, de inmediato se dieron a la tarea de decir que el turista se espantaba al ver tanta policía en el primer cuadro de la ciudad, que por eso no querían ir a los portales, etc. Lo cierto es que ante un gobierno que ofrece soluciones, sólo les queda descalificar y distorsionar lo que ante los ojos del ciudadano común es algo positivo.
Lo cierto es que vimos una ciudad con vida; con un Jardín Sócrates lleno de propios y extraños que esperaban pacientemente un espacio para disfrutar de nuestras tradicionales nieves oaxaqueñas. Los portales, así como diversos restaurantes repletos de turistas que degustaban de nuestra exquisita gastronomía. Hoteles con una ocupación notoriamente superior a la registrada en años anteriores, esto a pesar del sismo y sus réplicas que provocaron cancelaciones de última hora. Una procesión del silencio que impactó y conmovió al más escéptico. La visita a las “7 Casas” que se convirtió en un ir y venir de miles de personas que con confianza caminaron por nuestras calles. Los viacrucis que se desarrollaron en diversas parroquias fue otro motivo de atracción para quien nos visitó. Y qué decir de nuestras playas que se mostraron atiborradas de jóvenes y de familias completas disfrutando de nuestras cálidas aguas. ¿Qué será muy difícil entender que ese es el Oaxaca que todos queremos ver y que nos conviene laboral, económica, política y socialmente hablando?
El que Oaxaca termine de recuperarse es una tarea que nos corresponde a todos; ya no puede ser rehén de intereses mezquinos que le apuestan a su inestabilidad para obtener beneficios de grupo. Hoy hemos visto que un Oaxaca distinto y en desarrollo es posible. Preocupa que una vez concluido el periodo vacacional y toda vez que nos encontramos inmersos en un proceso electoral, esas acciones que tanto daño le han hecho al estado se vuelvan a poner en práctica. De ahí que como se hizo en estos días: las autoridades, los comerciantes y los líderes sociales antepongan el beneficio del estado a sus intereses particulares. Resulta gratificante escuchar al taxista, al mesero, al restaurantero, al guía de turistas, entre otros decir que Oaxaca se está recuperando, pero insisto, el que se consolide su recuperación es una labor que nos corresponde a todos.
De nuestra parte asumimos el reto.

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