lunes, 12 de marzo de 2012

¿Tolerancia o desalojo?

Fue durante el sexenio de José Murat, cuando su slogan de "Oaxaca en marcha" se identificaba más con las constantes manifestaciones de inconformidad ciudadana ante la falta de atención hacia sus demandas, que a un estado verdaderamente avanzando. Por supuesto que esta forma de expresarse se convirtió en una excelente fuente de ingresos para diversos líderes sociales quienes a cambio de liberar nuestras calles o levantar el plantón, aseguraban importantes prebendas para sus agremiados, pero particularmente para ellos. De ahí que desde entonces algunos analíticos comenzaron a bautizarla como la "industria del chantaje". Claro que ya desde años atrás el "plantón" de los Profesores de la Sección XXII se había convertido en parte de nuestro folklore al apoderarse del primer cuadro del Centro Histórico bajo el argumento de la entrega de su pliego petitorio así como de las respuestas al mismo. La ciudadanía, como sucede hoy, comenzó a hartarse de tanto bloqueo por todas partes.
Por eso, al arribo de Ulises Ruiz a la gubernatura, lo primero que hace es prometer que terminará con éste fenómeno social que ya comenzaba a hacer estragos en la actividad económica de la capital. De ahí que parte de su estrategia, no para terminar con las famosas manifestaciones y plantones, pero sí para sacarlas del Centro Histórico, fue la de trasladar la sede del poder ejecutivo a San Bartolo Coyotepec, suponiendo que si se manifestaban en contra del gobierno, al menos no afectarían a los ciudadanos de la capital. Parte de su maniobra consistió en revelar cuánto recibían de "apoyos" eso líderes sociales quienes aparentando tener un programa de movilización llegaron hasta calendarizar las marchas y los bloqueos con el propósito de no afectarse. Por unos meses se redujeron este tipo de manifestaciones a la par que se incrementaba la molestia de esos líderes que así perdían su "minita de oro". Y sin embargo vino la prueba mayor.
Con la firme decisión de terminar con marchas, bloqueos y plantones se llegó al mes de mayo del 2006, lo que significaba el arribo de miles de maestros al centro de la ciudad para instalar sus carpas, lonas y casas de campaña para su "tradicional" plantón. Evento que se convirtió en el gran reto y a la vez la gran oportunidad del gobierno ulisista de demostrar que su propósito de impedir este tipo de manifestaciones iba en serio, aunque no valoró --o al menos no acertadamente-- los aspectos sociales y políticos que su determinación podrían generar, más cuando esto se daba en medio de un contexto de irritación ciudadana ante las acciones de lo que para muchos comenzaba a ser un gobierno autoritario (ojo con esto).
En un exceso de confianza que suele pasar en los gobiernos autoritarios, sumado a la falta de capacidad de análisis de quienes tomarían la decisión, se ordenó aquél inolvidable "desalojo fallido" en contra de los maestros instalados en el zócalo, con las consecuencias sociales, económica y políticas de las que todavía hoy los oaxaqueños no logramos recuperarnos. La creencia de que si se lograba retirar a los maestros significaría el mayor éxito de la administración se convirtió en todo lo contrario. De inmediato la gran convocatoria para enfrentar a un gobierno represor, insensible, intolerante y autoritario dio origen a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y con ello una nueva forma de protección contra las llamadas "caravanas de la muerte" como lo fueron las barricadas. El uso de la fuerza pública para desalojar a los maestros y posteriormente para "persuadir" a quienes se manifestaban en contra del gobernante en turno, le dio el sello de "gobierno intolerante y represor" a la administración ulisista. El magisterio, organizaciones y líderes sociales se dieron cuenta de lo que puede suceder si alguien se atreve a hacer uso de la fuerza pública para desalojarlos. Como en todo, no faltaron quienes dieron cuenta de esta lectura y hoy se aprovechan de ello.
Lo cierto es que al día de hoy hay una clara irritación ciudadana por los constantes bloqueos a las vialidades principales no sólo de la capital, sino ahora también del estado. Debo escribirlo con toda claridad: muchos de los que hoy bloquean se quedaron con la medicina, sólo que no se han dado cuenta que la enfermedad es otra, por lo que ya no les sirve como remedio. Uno entiende que ante un gobierno que se cierra al diálogo con sus gobernados obliga a buscar el camino para hacerse escuchar, pero cuando se tiene a un gobierno que alienta la cercanía con los ciudadanos, simplemente resulta injustificable. Si bien hay la percepción de que algunos funcionarios no están haciendo bien su chamba, también hay que reconocer que sí hay otros que lo hacen de forma eficiente y que buscan encontrar las soluciones a los problemas presentados. Pero además ahora existen las audiencias públicas para que sea ahí donde los ciudadanos expresen sus demandas, sus quejas, sus problemas. Por eso es que la población ya no justifica tanto bloqueo, aunque sí entiende que estamos próximos a un proceso electoral y hay quienes le encantaría "agitar las aguas" para poder llevar algo a su molino.
Quienes están detrás de esos "manifestantes", los patrocinan y hasta los promueven. Los mandan a cerrar calles. Luego se dan la vuelta y a voz abierta comienzan a decir que cuál cambio, que estamos igual o peor que antes y cuestionan al gobierno porque no utiliza la fuerza pública para desalojarlos. Se quejan amargamente del caos que genera tal acción. Pero eso sí, si desalojan a quienes bloquean, son los mismos que inmediatamente llaman represor, intolerante e insensible al estado que en su facultad ordenó liberar la vialidad. Quisieran que como en el 2006 la gente saliera a las calles a manifestarse en contra del gobierno. O sea que de día promueven los bloqueos y de noche le piden al ejecutivo que los quite, ¿quién los entiende? De ahí que uno mismo no entienda que es lo que quieren: tolerancia por parte del gobierno para expresarse libremente, aun afectando el derecho de terceros o que se aplique la fuerza pública para liberar las vialidades. Lo que no se puede es que pidan tolerancia y desalojo a la vez.
¿Usted cuál prefiere estimado lector?

lunes, 5 de marzo de 2012

Gobernador que escucha


El pasado viernes, el Gobernador Constitucional del Estado, Lic. Gabino Cué Monteagudo informó que había escuchado a diversos integrantes de la Sociedad Civil quienes presentaron un proyecto alterno al distribuidor vial que se construye en "5 Señores" y que había aceptado las modificaciones propuestas, deseando que con la misma se solucione el problema del conflicto vehicular que se genera en esa zona. Recién el pasado 19 de febrero, en este mismo espacio escribí el artículo al que titulé "Leer la historia" en donde grosso modo mencioné la trascendencia de revisar el pasado con el único propósito de no volver a cometer los mismos errores; es por ello que celebro que Gabino Cué haya tenido la sensibilidad de escuchar a la ciudadanía a través de las voces de personalidades como la Sra. Isabel Grañén, Francisco Toledo, Lázaro García Saavedra, don Pepe Márquez, Luis Zárate y Edmundo Morales, así como a diferentes representantes de Asociaciones de Profesionales en Arquitectura e Ingeniería y a Académicos, entre otros.
Indiscutiblemente que el atender y el encauzar los reclamos ciudadanos, que lo único que piden es que sus aportaciones sean consideradas e incorporadas en los proyectos de gobierno, debe ser una característica que distinga al actual gobierno de los anteriores, ya que de esa manera se estará pavimentando el camino hacia una verdadera transición democrática. La inclusión y la participación ciudadana debe ser una herramienta básica en la toma de decisiones trascendentales que modifiquen el entorno urbano, ecológico o social. Y hay que decirlo con toda claridad, no se trata de quitarle facultades o de trasladarlas a otros actores, como erróneamente algunos comienzan a manejarlo, sino de alentar que sea a través del consenso ciudadano como se prioricen la obras públicas de mayor envergadura. Lamentablemente la falta de transparencia en la forma de ejercer el poder en nuestro estado durante el pasado reciente, fue un mal que generó desconfianza hacia los actores políticos, razón por la que muchos oaxaqueños piden que las cosas se hagan de diferente manera, con la certeza de que una vez que se vea que efectivamente las cosas se ejecutan correctamente, restituirle la credibilidad y confianza a quienes tienen entre sus manos las grandes tomas de decisiones. Por lo pronto quieren ser escuchados, atendidos y considerados. También debo decirlo con toda claridad, ya existen las instancias ciudadanas, reconocidas por el gobierno estatal, a través de las cuales se pueden tender los puentes para que sean el medio en donde se manifiesten las inquietudes de la Sociedad Civil: Consejos Honorarios Ciudadanos, Consejos Consultivos y Agrupaciones Empresariales pudieran ser los canales que deben alentar las instancias de gobierno para evitar situaciones, que aprovechadas por otros intereses ajenos, pudieran derivar en una situación similar a la que se vivió en el 2006.
Aunque parezca increíble, los mismos que hace unos días se oponían a la construcción del distribuidor vial por considerar que no se había escuchado para su construcción a la ciudadanía; razón por la que catalogaron al gobierno actual de ser igual que los anteriores, hoy sean los mismos que descalifiquen el proceder del Ejecutivo estatal argumentando que sólo escuchó a un reducido grupo de intelectuales. Es evidente que para este minúsculo grupo, lo importante es descalificar antes que proponer y oponerse en automático a todo lo que huela a progreso pues ese es el papel que les toca jugar a partir del pasado 1 de diciembre del 2010. De ahí que en sus cálculos maquiavélicos, ahora se vayan sobre la figura del Maestro Francisco Toledo, pues entienden que al modificar la obra, se estará reconociendo que tenemos un gobernador que sabe escuchar y acatar el mandato ciudadano, con lo que automáticamente se ubica como un demócrata y eso cómo les duele, pues fue lo que les faltó a ellos. Olvidan que al lado de Francisco Toledo existen un gran número de ciudadanos que sólo aprovechan el reconocimiento y prestigio del artista plástico para hacerse escuchar. Razón por las que amenazas vertidas con el artista juchiteco tienen que ser investigadas pues tienen como único propósito dañar la buena relación que se ha establecido entre el gobierno del estado y la sociedad civil oaxaqueña.
Y para quienes me han preguntado en qué consiste la modificación aceptada por el Gobernador Gabino Cué, me voy a permitir transcribir parte de lo escrito en mi artículo "Leer la historia":..."lo que no les parece correcto es que habiendo proyectos alternativos que brindan la misma solución a la problemática que se pretende resolver, con costos notoriamente inferiores, con propuestas ecológicas incluidas y con una visión de largo plazo, no quiera ser considerada por quienes tienen a cargo los trabajos. La propuesta es muy clara: construir un paso subterráneo en el sentido de Trinidad de las Huertas hacia Santa Lucía del Camino. En esta última propuesta fue más claro y abundante (me refiero al urbanista Alberto Kalach). Sostuvo que es una aberración que en un crucero como el de "5 Señores" se pretenda elevar un puente y construir un túnel a la vez, que o se hace uno o se hace el otro, pero no los dos. Con diapositivas mostró cómo se vería el acceso proveniente del Aeropuerto si se decidiera por el subterráneo como es su propuesta. Una avenida totalmente arbolada sería la primera vista con la que se encontraría el visitante que arribe vía aérea. Insistió en que si lo que se pretende es agilizar la vialidad en esa zona y en otras igual de problemáticas, lo ideal es promover un transporte de pasajeros eficiente y no contaminante". En otras palabras, se elimina el puente elevado y se opta únicamente por el paso subterráneo y se generan espacios para los transeúntes y para los ciclistas.
Quien opine que con esta decisión gana uno y pierde otro, está en un claro error. A lo que se llegó es lo que se conoce como "ganar-ganar", esto es, gana la ciudadanía a ser escuchada, gana el gobierno del estado al mostrarse sensible y cercano a la sociedad y ganan las finanzas estatales pues el ahorro generado con toda seguridad permitirá la ejecución de otras obras igual de importantes a la que se está realizando. Gana la estabilidad del estado ante las perversas intenciones de quienes apostándole a la inconformidad ciudadana pretendían generar escenarios que no corresponden a lo que anhelamos los oaxaqueños. Qué bueno que tenemos un Gobernador que escucha.