lunes, 11 de junio de 2012

El quinto poder


El estado mexicano en su formación conceptual reconoce a tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. En su conjunto los tres garantizan el equilibrio y son garantes de la gobernabilidad. Teóricamente son iguales entre sí, aunque en la práctica resulta evidente que el poder conferido al ejecutivo avasalla a los otros dos. Sin embargo fue a finales del siglo XVIII cuando el orador y político anglo-irlandés, muy famoso e influyente en su época Edmund Burke, hizo por vez primera referencia a la gran influencia que tenía en esa época a lo que el llamó el “cuarto poder”. La difusión de la información escrita avanzó a pasos gigantescos a principios del siglo XX y los informantes y escritores ya formaban una verdadera profesión bajo el nombre de “reporteros” y no tardaron en aparecer los “comentaristas”, por lo que lo escrito en los diarios o periódicos comenzó a ser del dominio público y así formar opinión; opinión muy importante del pueblo en general, que en últimas instancias es el “mandante” en una república. Pero como el periodismo se convirtió en un negocio, surgieron muchísimas publicaciones impresas y hasta con fotografías por lo que al conjunto de todo ello hoy se llama PRENSA, probablemente haciendo alusión al la impresión de lo escrito sobre papel en grandes prensas rotativas, que arrojan millones de ejemplares para que un público, ávido de noticias lo lea y vaya formando opinión.
En México la influencia de la prensa principalmente escrita, fue generando una visión distinta de lo que acontecía en nuestro país, por lo que juristas de prestigio como don Juventino V. Castro lo “bautizó” como el “cuarto poder” mexicano, por supuesto no reconocido legal o tácitamente, pero si con una gran influencia en la formación de la naciente opinión pública particularmente registrado en la década de los 70´s. Diarios y semanarios dieron cuenta sobre los sucesos del 68 y otros más que de otra forma hubieran sido manejados con la secrecía con la que el estado lo venía haciendo en forma magistral. Por supuesto que el “cuarto poder” no sólo sirvió para dar otra visión de los acontecimientos nacionales, sino que por su misma importancia fue creando grupos de poder que pronto se dieron cuenta de la importancia que sus medios revestían y con ello confirmaron su poder naciente.
He hecho toda esta introducción, pues resulta más que claro estamos asistiendo hoy en día al nacimiento de lo que será “el quinto poder” y no me estoy refiriendo al internet como una herramienta de comunicación sin fronteras, sino a la que se viene consolidando a través de las redes sociales como el Face Book y el Twitter. Ya meses atrás escribí cómo la información inmediata, de primera mano y sin maquillajes de ningún tipo había generado la caída o la persecución de diversos dictadores que no supieron o no quisieron ajustarse a las demandas de cambio de sus ciudadanos. Hoy acontecimientos registrados alrededor del mundo son replicados por millones de cibernautas quienes con una computadora o con un aparato móvil de comunicación pueden tener toda la información y difundirla en cuestión de segundos. Por lo que puedo asegurar que a partir de ya: “lo que el cuarto poder engaña, el quinto poder lo desengaña”. Al menos en nuestro país así comienza a manifestarse ante la sumisión de los principales medios impresos y electrónicos nacionales a favor de los intereses particulares y económicos de sólo unos cuantos y siempre buscando conservar los beneficios y prebendas de ser parte del “cuarto poder”.
Hoy los grandes emporios televisivos o impresos comienzan a vivir una crisis de credibilidad derivada de la información que circula a través del “quinto poder” mayoritariamente ciudadano. Y si escribo mayoritariamente ciudadano, es porque debido a la naturaleza de las redes sociales, el recibir información no real o incierta es un recurso al que algunos comienzan a recurrir para contrarrestar la información auténtica que daña la imagen o la posición de quienes lo patrocinan. Es tal el auge del “quinto poder” que diversos términos se han acuñado para identificar a trolles, hashtags, trending topics entre otros términos que sirven para participar activamente en las discusiones y manejo de información en estos medios. Un ejemplo claro de lo que he escrito lo viene a ser el “keywords” #YoSoy132 mismo que representa el movimiento de un nutrido grupo de jóvenes mayoritariamente universitarios que demandan la apertura de la información en los medios electrónicos e impresos nacionales.
Adicional en nuestro país las redes sociales tienen otra característica que para bien o para mal, viene a darle una mayor relevancia al “quinto poder”: no se encuentra regulados, ni son materia de supervisión en materia electoral por ningún órgano electoral. Esto permite que en pleno proceso electoral las redes sociales se estén convirtiendo en una herramienta fundamental para generar una corriente de opinión entre los electores que aún no definen su voto, por lo que el manejo de información se convierte en una estrategia determinante para apuntalar o para descalificar a tal o cual candidato o candidata. Y es que muchos de los sucesos que generalmente no suelen transmitirse en las televisoras nacionales, hoy están siendo difundidos masivamente entre las redes sociales. Fotos, videos, encuestas y hasta notas periodísticas que se publican en el extranjero y que son distintas a la visión de los editoriales mexicanos son insertados con suma facilidad, generando con ello una visión distinta de lo que los propios spots electorales nos dicen. Es tal la trascendencia de las redes sociales, que los jóvenes invitan a informase a través de ellas y no por medio de los métodos tradicionales a los que habíamos estado acostumbrados. De ahí que sostenga que estamos ante el surgimiento del “quinto poder”. Recordemos que fueron las redes sociales las que llevaron a Barack Obama a ser el primer Presidente de color en ocupar la Presidencia de los Estados Unidos.
Claro que como todo medio de comunicación naciente y con pocas regulaciones, habremos de ser sumamente cuidadosos en diferenciar lo real de lo inexistente; la verdad de la mentira; lo auténtico de lo falso y la información de la desinformación. Así como aseveré la semana anterior que serán los jóvenes y las mujeres quienes con su voto definan a nuestro próximo Presidente de la República, hoy sostengo que será “el quinto poder” quien juegue un papel determinante en la formación de opinión durante las próximas semanas.
Bienvenido “el quinto poder”.